Todo puede tener una razón
y nada quiere decir su ausencia.
Las tristezas sueltan carcajadas
mientras las miradas desoladas
se distraen con infantiles recuerdos.
Pero las ausencias sin razón
esas sí, tienen mucho que decir.
No se explica el vuelo arrebatado
por un cazador inexperto.
Ni una esperanza desangrada,
ni menos un sueño ahogado
en el olvido.
Dos lagrimas
no hacen un llanto,
tal vez una alegría,
emoción contenida.
Las nucas de frente
esconden el silencio
extraviado.
Y esta vez
la sonrisa
precede al llanto.
Distante
sumergido en
la rabia amarga.
De la ausencia sin razón.