SONETO
Y me prendí a tus remos vigorosos
a fin de no caer durante el vuelo;
un par de brazos yo encontré grandiosos,
¡que en andas me llevaron hasta el cielo!
Ahora mis sentidos son fogosos,
dejé de ser apenas macho en celo;
mis frutos yo te ofrezco bien carnosos,
¡el hombre le ganó a la bestia el duelo!
Será lo nuestro amor, ritual sagrado,
que vaya más allá del simple orgasmo,
¡jamás festín tendremos malogrado!
La lidia asumo yo con entusiasmo
y creo ser por fin varón graduado,
¡lo digo seriamente y sin sarcasmo!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino