Estoy al frente
mirando la obra que ha sido mi vida,
porque quema el pecho
porque escapa la calma,
hoy sigo siendo el compositor olvidado
que perdió en algun lugar del tiempo
esas melodías que sus manos querían reproducir
y sin embargo, logró recompenzar
en compases vacíos, en tiempo lentos
al frente de una orquesta desvaneciente,
eso es lo que he sido,
y quizá lo único que seré.
Aún asi el silencio rozó tus mejillas
quizá por el capricho de una brisa
poco discreta,
pero estabas ahí y en ella viste
aquellos destellos perdidos,
y el silenció siguió sin ser oído
más bien fue visto, revelado
pues el silencio no subsiste
sin ese motivo por el cual se oculta.
Pero es bien sabido,
que esta melodía inaudible
y triste,
no ha de ser escuchada,
ni mucho menos, ser contemplada,
por aquellas nupcias con lo efímero,
poco duran estos vacios mostrando sus colores
y antes que termine el contrapunto
todo habrá desaparecido nuevamente.
Precisamente eso dicen los cielos,
en los cuales nadie ve esa vehemencia
esa plegaria exasperada,
que calladamente muere
y solo ese celeste lo demuestra,
tan pálido desfallece,
alla en el punto más alejado de las voces
esconde su deseo menguante
que cada noche se va,
tal como la música en tus ojos
termina de sentirse,
asi mi vida
termina de extingüirse.