¡Qué ironía de la vida!… con cualquiera,
tú y yo
mirándonos de lejos
con el amor desgarrándonos el pecho.
Mordiéndonos la lengua para no gritar ¡te quiero!
día a día,
con el orgullo en la garganta
para no pedir perdón.
¡yo te amo! me decías…
¡yo te adoro! respondía
el amor
era nuestro pan de cada día.
Tu juventud y mi experiencia
tus dieciocho perfumadas primaveras
daban color, calor y olor…
a mis grises treintaiocho inviernos.
¡En noche morena y luna de plata
encontramos el rojo escarlata!
¡y fuiste la fuente que mi amor buscaba
y la mujer, que con ansias deseaba!
¡Tú eras joven guapa y doncella!...
¡amor mío!
porque te entregaste toda a mí
¡yo dejé todo por ti!
Sin embargo, el tiempo… es el tiempo
o se vuelve tu amigo o tu enemigo,
se lleva la noche y también el día
o lloras de alegría o de melancolía.
Y aquí estamos, removiendo las cenizas
del pasado, hurgando en los escombros
con una silenciosa y cómplice mirada
sin hallar ni un rescoldo de aquella llamarada.
Pero… ¿sería amor lo que tuvimos?
o un capricho tierno y loco de los dos
amor de inverno y primavera
de experiencia, de entrega y juventud.
¿Así será el amor?... ¡que va ser!
así éramos los dos, amantes
que jugando al amor y a ser amado
perdimos, aun estando enamorados…
Delalma
03/XI/09