Mélida Berenice Betancourt Sánchez

Carta a un fantasma...

Todo va para ese amor,

aquel amor... ¡Efímero!

 

Un amor que jamás 

me conocío, jamás lucho...

que jamás existió.

 

En ocasiones siento

que todos estos años 

solo le escribí a un fantasma,

a una ilusión que mi soledad creo.

 

Lo ame demasiado,

podría jurar que aún...

lo... siento algo por él...

 

Pero soy incapaz de decirlo.

 

Confieso que ya no sueño

con él, pero tengo pesadillas

algo profundas con otros

ingratos amores...

 

Lo peor no es tener 

sueños o pesadillas,

lo peor es tener

a mi esposo a un costado.

 

¡No me castiguen!

A él... ¡Claro que lo amo!

y ¿cómo no?...

Si todos los días me enamora

de nuevo un poco más.

 

Él es mi pasado, mi presente

y mi futuro,

es el padre de mis hijos

que reposan en lecho eterno,

es mi amigo, y eterno compañero...

Él es a quién deseo ver 

cargando a mis bebés.

 

Y sin importar cuantas 

cartas yo le escriba 

al pasado... a mis amores, 

a esos fantasmas...

 

Daniel siempre será el amor 

de mi vida, mi compañero eterno.