Estás en mis sueños
en el discurso que me suelta,
en el borde de mis labios.
en el minuto que comparto,
en el espejo que me acecha,
y tal vez hasta en el hábito
de la elección de un color
que te diga cuánto te amo.
Estás y no puedo evitarlo,
la música que te siembra,
es la que sacude mis tallos.
Entonces me hago hoja, flor
de cada encanto que tu olor
masculino añeja, en la humedad
de mis labios y solo tú lo sabes,
aunque no pueda gritarlo.