El día que acabe al resto
de los días será tibio y despejado, el sol
se despedirá de sus pródigos retoños
y los insectos satisfechos vuelven
a comerse sus restos estacionarios
nosotros, ambos, seguiremos distanciados
por la rutina y casi olvidamos, que el ayer pudo
haber sido nuestro último día
el vecino pastor alemán se quedará callado
y la micro pasará a la hora, guardándote
en su vientre enlatado
ella te sonreirá al pasar y
se sentará a tu lado y de la manzana
las horas y penas se esfumaran
como aquel gusano intacto
el ultima día preguntarán por error
tu nombre al teléfono equivocado
y bajo el clima urgente recordarás
haber tantas veces al amor amado
dos lucas detenidas te encontrarás
escondidas tras secas hojas en el patio
intuirás que se vienen nuevos tiempos
y aceptarás tal desafío, quizás algo nuevo
como entrar a estudiar un título soñado
o comprar un café cortado y un trozo
de chocolate acaramelado
yo iré a darme una vuelta afuera
para ser visto y por los sauces tocado
y tu mirada encontrará a la mía
dispersando a la tuya en mí
de que el fin es una confiable cuna
febríl como de octubre un crepúsculado
proyectil difuso se aproxima
no disipa la hora del almuerzo
luego reposo, la siesta y más que eso
un sueño dentro de un sueño
acerca de un final sobre un comienzo
cerraremos los ojos soñolientos
y no creerás que esté sucediendo esto
no se abrirá la tierra y el cielo
permanecerá estable sobre los antes
erguidos cuellos quebrados de estrellas astillados
un niño le preguntará a su padre
¿que significa el fin del mundo?
el padre mira al cielo y responde
silenciado, -podría estar pasando
ahora sin notarlo.