A eso de las diez vi tus ojos,
Entre la oscuridad y la penumbra.
A pesar del silencio y la nostalgia,
A pesar de tu ausencia.
Pude verte y tocarte,
Pude hablarte. Pude sentirte.
Las horas cambian,
Cambia el lugar y cambia el sentido.
(El tiempo construye caminos que la memoria
Devora).
Un eco hay en esos ojos,
Donde la noche se responde: es la voz dentro de la voz.
A eso de las diez
El latido se volvió torbellino.
Se revolcó en un mar distante, se hizo átomos.
Entre el segundo pasado y el minuto futuro, está la posible
Solución al misterio. Está la estrella y tu cuerpo. Está tu espacio.
Un soplo, una bocanada: El aire.
A eso de la diez
La locura me atrapa,
Y al desnudarse me permite encontrarte.