De mis ojos emerge el rumor
de un dolor monótono
que abate y socava
lo que en agonía recuerdo.
Trazo sobre el viento
cada verso, cada lágrima,
cada instante de este silencio
en el que muero.
Grito al vacío un eco mudo
que veo perderse tras la niebla,
la misma que envuelve mi corazón
cuando el sol se apaga.
Mi rostro es el que viste la tristeza
de una noche sin estrellas
cuando tus ojos no iluminan,
es la melancolía de un mar
donde los sueños se desvanecen,
el otoño de una primavera
que no llegó a urdirse.
Cada nota desperdiciada a lo lejos,
será un nuevo acorde
que retumbe en tu memoria.
De aquí al olvido,
seguirá siendo mi voz lo único
que tu nombre recuerde.
Tantos meses son desde que
tus ojos lograron vencer
la razón de mi alma,
que cada palabra escrita en ti
forma sólo un cristal más
en el espejo de mi eterno llanto.