Hoy mi piano está tocando tristes notas,
agoniza de sonetos angustiosos
que se grabaron en sus teclas,
quiere ser astillas
y arder hasta olvidar las grotescas melodías
que se hicieron eco en sus cuerdas,
volver al bosque de donde fue arrancado
cuando apenas era retoño
y el único sonido
que distinguía con claridad
era el silbido del viento.
Desde el alba está añorando el sol,
el agua,
el viento,
en lugar del rincón que le asignaron,
esta cansado y desea olvidar las fiestas,
las bodas,
las sonrisas falsas
y por fin al llegar el ocaso
a decidido jubilarse,
vivir en un desierto,
fantasear con un oasis,
sentir la rudeza de la arena
y olvidar al pianista que lo obligó a tocar
fingiendo alegrías
donde solo había tristeza.
Paulina Dix