kavanarudén

Un recuerdo

 

Ahí estaba, en un rincón casi olvidado de mis recuerdos.

Cuando menos lo esperaba, se hizo presente.

Regresé a unos veinte años atrás.

Caminaba en los pasillos de aquel hospital.

Fluctuaba en el ambiente un olor extraño, mezcla de medicinas, desinfectantes, cloro, orina, excremento. La miseria humana por doquier.

De repente la encontré o quizás ella me encontró, no lo sé.

Estaba extendida en una camilla. Sus ojos buscaban los míos. A juzgar por su aspecto tendría unos ochenta años o más. Una sabana cubría su esquelético cuerpo. Su soledad me golpeó al igual que su impotencia. Me dio la impresión de abandono total. Me detuve en seco y me dirigí a ella. Tomé su mano izquierda, estaba fría y húmeda. Con la otra mano acaricié sus blancos cabellos, acto seguido la besé en la frente. Quiso hablarme, mas no pudo, no era necesario. Nos comunicábamos en el lenguaje más profundo del ser humano, el dolor. Me apretó fuerte la mano y poco a poco la soltó. Sentí que su alma abandonaba aquel martirizado cuerpo.

Quise hacer más, fui en busca de una enfermera, cuando regresamos ya no estaba, ni rastros de ella. Por mucho tiempo me pregunté quién era, ¿dónde la habían llevado? ¿qué le había sucedido? Me hizo pensar mucho aquel hecho, sobre todo en el sentido de la vida. Sabemos donde nacemos mas no donde moriremos, ni en que circunstancias. Solo espero que al final de mi existencia tenga alguien que sostenga mi mano y me bese mi cansada frente.