Sintiéndonos los dos
De la apretada jaula de tu pecho
tus pequeñas palomas se escapan
y en un vuelo de anhelos paganos
buscan el nido ideal de mis manos.
Con temblor sutil de sus alas
en su nuevo nido se alojan.
Nuestros cuerpos se van acercando
y se besan tu piel y la mía.
Y yo siento que estas en mi carne
y tu sientes que estas en la mía
y el deseo me mueve a quedarme
en el lecho que me has ofrecido.
La tibieza de toda tu piel
en mis besos ha quedado enredada
y el agite pasional de tu cuerpo
a mi ardor lo has entregado.
Y ya no hubo reflexiones ni edades
y la cerradura de tu hermética entrada
a la llave por mi presentada,
le dio paso para ser alojada.