Intentando saltar el cerco de las palabras. Cambiando la rutina de las letras que se mezclan y forman, dan forma. Forma a sentimientos, emociones o pensamientos entre otros territorios desconocidos.
Nos propusimos no reducir nada a nada. Que nuestra conexion sean mas puntos suspensivos, que punto y aparte o final.
Miramos desde lejos muchos decires, como el \"Quiero estar para siempre con vos\". Tambien los miramos de cerca, hasta lo dijimos. Sentiamos que no nos deciamos nada, o peor, que nos mentiamos.
Pensamos en cambiar la medida de tiempo por distancia. Distancia desde la boca que lo dice hasta el corazón, o hasta el alma. Distancia llena de matices.
Desde allá hasta acá o desde acá hasta allá. Arriba o abajo. Meterse en el fondo del mar o hasta el final del cielo, de las dos maneras te quedas sin aire.
El amor eterno sería ese que llega hasta el fondo o el final. Y sale desde ahí y llega hasta allá, o viceversa.
Cambiando las variables parece que se llega a algo mas aproximado.
Pero no queriamos anclarnos en otro conformismo. Nos metiamos verdaderamente en un quilombo peor. Como siempre que intentabamos profundizar o darle vida (parece lo mismo) a cualquier cuestión. Nuestra guerra no era contra la superficie. Es solo una parte ¿Por qué castigar a la superficie?, es la puerta de entrada o salida. Y ese portal puede llevar a etceteras infinitos e insoportables.
-Nunca se termina de-. Pensamos.
Entonces salimos, o entramos, en otra cuestión. Son solo palabras. Palabras que al decir tiempo, para nosotros dicen distancia. Pero ¿que es esa distancia? Tendriamos que decir te quiero dos meses o te extraño 3 años.
Palabras que tienen, como todas, la potencialidad de convertirse en cerco o rutina. Como toda superficie que no se usa como portal.
Por suerte la cuestión terminó ahí. Nos quedamos sin aire.
Por vagancia o sabiduria nos propusimos mirar. Mirarnos. Decirnos pero no escuchar, ni tampoco mirar por mirar. Sinó sentir.