Me vestí de primavera para esperar el verano,
tomándome de tu mano cabalgue por la pradera,
me sumergí en quimeras y sembré varios rosales,
como limpios naturales paisajes para el planeta.
Esperé por ver mi meta cumplida fiel y vistosa,
no hubo alguna cosa que me hiciera desistir.
Trabajé casi a morir por el fruto de mi esfuerzo,
esperando el universo se llenara de mis flores,
aunque muchos sinsabores encontré en mi camino,
embelleció mi destino al completarse mi meta.
Hondas, profundas huellas llenas de sinsabor,
marcaron con el dolor mis manos y hasta mis ojos,
tristeza, pena, congoja tejen la historia humana,
más es rica y perfumada su final si vas con Cristo.
Con el aunque es estricto el camino es venturoso,
al final haya reposo el que duro trabajó.
No importa si aquí yo tengo que fatigarme,
con el espero aliviarme cuando venga en su gloria.
Premiará con la victoria a los fuertes y esforzados,
los que por el han peleado la batalla de la fe.
Espero junto a Emanuel refrescar mi corazón,
alabando a mi Señor por toda la eternidad.
Ver en la Canaan las flores que he sembrado,
será el sagrado regalo que perfumará el cielo.
Jesús ya ven, hermoso en triunfante gloria,
límpianos de la escoria que el pecado nos manchó,
llámanos con tu voz y aún los muertos saldrán,
para verte regresar a llenarnos de victoria.
Gracias Padre Celestial por tan sagrada esperanza,
no la tengo por tardanza, se que paciente es tu amor,
mientras tanto haré mejor mi tarea de sembrar,
cada día un rosal con tu esperanza preciosa.
Llena con tu virtuosa palabra mi entendimiento,
para llevar al sediento a la fuente de tus aguas.
Líbrame de falacia, no quiero aquí gloria alguna,
solo quiero la oportuna dicha de serte fiel,
aunque no creo merecer nada de ti Jesús,
guíame hacia la luz que conduce hasta el cielo.
Andar junto a ti anhelo en la tierra prometida,
se que no es merecida por mi tanta gentileza,
es tu gracia la perfecta promesa en la cual espero.
Cuando por fin en tu hogar estemos para siempre,
cantaremos eternamente tu gracia he inmenso amor.
Nada será mejor mientras esperamos por ti,
que sembrar flores aquí para llevarlas al cielo.
Esa es la gran comisión, tu mandato tan sagrado,
cumplirlo es mi deseo ayúdame Dios amado.