Reconozco que soy
huraño.
Sí, desde hace tiempo,
años ya, caracol ermitaño.
Será la edad. Será...
Será que quiero intimidad.
Para leer, para escribir,
para pensar.
Si alegre, quisiera ser
mirlo en árbol,
si acaso, si quiera,
su dulce y variopinto
cantar al aire...
opaco.