Un llanto sobrecogedor,
doloroso y amargo,
me invade sin remedio...
Encogida de dolor,
estremecida de pies a cabeza,
inhundando mis ojos y mi mente...
No puedo ver,
no puedo pensar con claridad,
todo lo veo turbio...
¡Maldito desorden imposible!
Puñaladas certeras ,
mi cuerpo abatido y sin fuerza,
mi alma desconsolada llora...
Inmensa sensación de desconsuelo,
e impotencia,
no me quedan fuerzas...
El manto de la soledad
y el abandono me hielan,
el frío que siento,
hace temblar todo mi cuerpo,
castañetean mis dientes
al ritmo descompasado
del dolor que siento...
Abatida...¡sí!, ¡Así me siento!...
Y aún no empezó
la ansiada lucha por la justicia,
Decepcionada ante la decisión
de muchos de mis soldados
que me han abandonado,...
Desconfiada, abatida,
triste y sola...
Temerosa de que nuevamente el poder se interponga en mi camino
y no permitan mi victoria,
¡nuestra victoria!...
¡Mía y tuya!...
la de todos aquellos oprimidos, humillados y desposeidos sin motivo,...
la de todos aquellos enmudecidos,...
la de todos aquellos que habrían gritado ¡basta! en más de una ocasión,
y la lanza del poder les cortó la lengua
y vieron vulnerado su derecho
a ser tratados como personas,
como individuos,
colmados en todo momento
de sus derechos fundamentales...