Y me llenó de felicidad...
Y allí dónde habían lágrimas, mares de risas aparecieron...
Tomó mi mano, abrazó mis miedos, me besó el espíritu, se unieron nuestras almas y pactamos la infinidad.
Le dio vida a mi vida, pintando de colores un lienzo grisáceo y vacío, se recostó en mi pecho y mi corazón aprendió a latir.
Entre suspiros acaricié su rostro y en su sonrisa encontré el amor.