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NOMBRES CENSURADOS--(reflexion prosaica)

 

 

Este frágmento puede estar impregnado todo él de muchas verdades, podría......
El, el amor como conjunto de la totalidad de las cosas y las personas.
El, como enigmatica adivinanza por definir, pero concluyentemente real.
El, con sus nombres diferentes siendo siempre el mismo.
El, apaciguador de carnivoras fieras, amansa sin domar, conversa con nosotros por noches enteras en la intimidad del confluir de unos sentimientos unificados.

 

Condensa la esencia del padre que nunca desearia el sufrimiento de su buén amado hijo, de la madre protectora, la cual revitaliza la fatiga del ser que de sus entrañas pario, con su apoyo y esfuerzo . Quieren altruistamente, aníman.

 

Me pregunto, cuando alguien dice que es ateo, si esta diciendo que no cree en un nombre, o que no es capaz de amar creyendo en la vida.
¿Es mas temeroso aquel hombre que cree en una permanente continuidad ciclica, o el que finiquita su existencia cuando su corazon deja de latir?

 

Nos da miedo no disponer de amor, preferimos no creer en él o tacharlo como poetico, inmaduro, apercibirlo como una ensoñacion tan solo pasajera.
Cuándo él, es el manantial del cuál tomamos sin darnos cuenta, la fuente regenaradora de todo lo que hay y existe. Se puede llamar como se quiera, pero resulta ser el único hogar de todo el global que fluye.
Que más da éntonces el nombre que se le haya puesto, si tiene tres consonantes ,cuatro silabas o solo úna.

 


El amor vive en uno, y de ese amor hacia uno, parten los caminos de una conciencia del bienestar para con todo y todos. Se pácifican armonizando superficialidades e interiores, en todo se encuentra un mismo valor. Amas no porque lo decides, tan solo amas porque amas, sin mas. Coste cero de resultas.

 

Es al reconocerse uno, cuando acepta a los demas, es éntonces, cuando se nos desposee del ego, de un yo que sentencia al entendimiento. Se descubre la posibilidad de alcanzar la integracion con lo existente, de encontrarnos en una misma casa, como en juego del parxis, con el mismo color de fichas participando. Pués reconocemos en todo, lo que somos cada uno de nosotros.
Tán solo está la diferencia, en el tiempo, el espacio y las circunstancias en que acontece, pero sucede. Amamos, sin importar si dios se llama dios, ala, buda o restankis. Amamos sin nombres.