Se marchita el viento que ya estático te espera,
no tiene mejillas por acariciar, ni la libertad de tu pelo.
La noche llora, las estrellas se han derretido cual velas,
la luna es el plato y el vino esta tibio.
Basta de amaneceres opacos, vidrios rotos
y el café para uno solo.
Basta de voltearme a buscar lo que falta,
de estirar el brazo y no encontrar más que vacío.
Se marchita el viento y su canto ha callado,
ni el recuerdo me recuerda, ni el olvido me olvida.
Se marchita el viento y mis alas sin fuerza
se despiden del cielo eternamente.
Lemos Maximiliano Daniel