Debajo de su almohada
un papel y una pluma,
y extendió su mano a la diestra de la cama
vacío encontró el lugar que antes ocupado
estaba.
Su rostro mustio y famélico
daban cuenta de los días
transcurridos en la penumbra
de aquel cuarto ya desordenado
y oscuro.
Se fue sin decir nada
se fue sin dejar nada
se fue y no quedo ni su
aroma de piel,
se fue quizá en esa mañana,
se fue y solo él sabe que debajo
de su almohada un papel y
una pluma.
Irónico fue lo que ella me dejo,
escribir de ella en este papel
con la pluma, sus befas, sus denuestos,
no vale la pena, mejor dejarlo en blanco
que el tiempo marchite el papel, y seque
la tinta de la pluma.
Estéril está tú espíritu y seca tú alma
rezuma en tu rostro la tristeza, y a pesar
de todo debajo de la almohada una
pluma y un papel.