Intuyo que estoy viva de frente en el espejo:
pues soy en este mundo la cáscara visible.
Ya pierdo las bellotas, los broches del vencejo,
la risa de arcoíris del todo es imposible.
El vidrio que me saja no culpo…yo lo dejo
entrar por mi garganta cual fruta comestible.
Ni trepo cuerdas flojas, ni grita mi entrecejo,
tan solo doy mis fallos al tiempo indiscutible.
De cierto que mis pies el suelo ya no pisan,
cual hoja al viento vago, sumida en las vivencias
de ritmos que me acusan...mi ajuar lo decomisan...
¡En tanto llegue el lápiz de heráldicas sentencias,
así tan malparada mis labios improvisan
en pro de la beldad…de nítidas esencias!