Araceli Vellber

Piso de ochenta metros.

Todas las mañana leo el mismo cartel:

“Vendo piso, ochenta metros cuadrados, para vivir”

como si necesitáramos tantos metros

para tomar aire,

coger impulso

o decir un te quiero,

sin embargo queda en mi memoria

otro texto:

soy donante de corazón todavía capaz de amar,

sin necesidad de metros

pero con necesidad de un cuerpo,

sin preguntarnos cuando nos decimos adiós

cuanto todavía,

no hemos sido capaces de decir: Hola,

sin cuestionar que no es, lo que te haya dicho

sino lo que no he hecho

o dejado de decir.

Vendo piso para vivir,

y yo quiero vivir, aún sin piso,

sin suelo,

sin tierra,

sin nada

con las historias de amor encerradas en ochenta metros,

con las tristezas dibujadas en esas paredes blancas.

Vendo para vivir, piso

con ochenta escaloncitos que lleguen hasta el alma.