Ronald H. Teran Machado

¡En que problema me he metido!

Después de una ardua jornada, compartiendo sanamente

me fui con preocupación como si fuera indigente

de esos que andan preocupados, por el mundo divergente

pensando en qué comer ¡Ojalá un perro caliente!

 

Por el camino meditaba, ¿Qué hice mal honestamente?,

sin embargo no entendía

la actitud  poco paciente

de estudiantes full risueños que conocí alegremente.

 

Me paré a repensar sobre to\' lo acontecío,

pero no pude aguantar, el estómago vacío

compré una cachapa con el queso derretío

de verdad les digo algo, la mejor que me he comío.

 

Seguí mi camino a casa como perro malherido,

tras un regaño del amo por un zapato ruñío,

valoraba el panorama del proceso evaluativo

qué problema el que tengo, ¡en qué peo me he metío!

 

Andando, andando y andando, llegué por fin a mi hogar

más mamao que teta e\' cabra cuando acaba de procrear,

me quité zapato y ropa más rápido que un huracán

pa\' bañarme rapidito y comenzar a trabajar.

 

Inicié como todo buen profesional

revisé todo lo hecho, parecía todo genial,

pensé tenía 100 en la escala decimal,

cuál fue mi grata sorpresa, pues algo salió mal.

 

Una escala desigual sin proporciones adecuadas

fue la que generó ver sus caras amargadas,

todo aquel que se enojó con este impasse conmigo

también debe reconocer que les trato como amigo

 

Colocándome en sus pies con respeto les pregono

que el errar es de humanos así seamos el patrono;

además muy importante, es reconocer lo torcío

y enderezar los errores que a bien hayamos cometío

 

Como me inspiró Nazoa en su hermosa poesía

que importante es la humildad en esta tierra vacía,

rectificar es de sabios y arreglar con alegría

los entuertos y desmanes que encontramos en la vía.

 

Les propongo trabajar, con amor y voluntad

que es lo que requiere, un docente de verdad

con ética, compromiso y una gran disponibilidad

para afrontar los grandes retos de esta dura sociedad.