Alejandro

Cotidiano

Su belleza ya es opacada

por el tiempo, por el miedo,

su llanto es la música

que se escucha en el hogar

cada día, cada mañana,

cada vez que él está,

y el silencio y las mentiras

son las únicas vecinas,

y el temor y el silencio

y el llanto...

y él llega y se acerca,

borracho, como siempre,

y el sonido de una mano

contra la mejilla

es el beso de bienvenida.