Eres camino que guía mis bullicios,
a veces bifurcación que arroja dudas en el instante
que te pierdo de vista.
Una luna llena viene a mi auxilio,
un recorrido entonces basta,
un reojo mío te descubre en el solitario banco.
Si me ubico en tu frente me horroriza la angustia de tus labios.
Voy al centro de tu entorno
y por momentos siento el desalojo de tus ojos
expulsando miradas inconclusas.
Por suerte, acabo de obtener la dirección de tus pasos
y el crujir de las hojas me llevan a ti,
y el olor de tu cuerpo me sabe a gemir tuyo.
Un murmullo suena, un hálito de vida
y somos tú y yo para siempre.