Jugamos,
jugamos a quien logra
sacarse más sangre,
jugamos este tormentoso juego
sin descanso
jugamos a matarnos,
desangrándonos
pintando la tierra
con nuestra ilegal sangre,
ensañadamente jugamos
solo por ver correr la sangre,
la palidez y sus brebajes
la agonía y sus misterios
no pueden detener el juego
el que muere pierde doblemente
el muere sigue sangrando,
entretenimiento sangriento,
hemorragia de la verborragia,
azúcar de la trombosis,
guitarra de la cirrosis,
anecdotario sanguinario
colorante sangrante
bohemia de la anemia;
y sangrar cada poro para sentirnos vivos
y herir cada piel para creernos amados,
jugamos como filibusteros
afilamos los cuchillos
para adentrarnos en la apariencia,
escudriñamos las arterias de la alegría
buscamos el corazón de la esperanza,
ofrecemos la sangre como sacramento
atacamos el castillo del alma,
como melómanos de la tragedia
como memorándum de la angustia
en sueños nos acuchillamos
acuchillamos a nuestro reflejo
al final es un juego solitario,
es indispensable herir
las túnicas que nos conforman,
solo así no podremos engañarnos
solo así podremos conocernos.
JOHN WILLMER