Como luz del día golpea mis mañanas, tu verdad golpea mi cara.
Como ocaso que trae fin a la luz, este acto trae fin a mi vida.
Como tragedia de Homero que sega la vida de sus héroes, tú trajiste la guadaña que arrebato mi alma.
Como imperios caídos por administración de malos gobernantes, yo traje fin a mi propia odisea.
Como martillo que golpea y forja el acero, yo golpee y forme mi propio martirio.
Culparte está de más, La culpa siempre debe recaer en el pecador, mas nunca en el causante.
Como tabaco que es aspirado hasta acabarse, yo succione mi propia vida sin otro culpable.
Como esperanza aún guardada en la vasija, yo recurrí al mayor de los males.
Él sonar de las trompetas se acerca.
El llamado al vacío me espera.
Solo puedo recurrir al último, ultimo mal de Pandora, veneno dulce, musa de todos los males.
Trago de amapola, elixir de Dioses.
Tú, último regalo de Pandora.
Tú, destructora de la razón.
En ti busco cobijo, amada esperanza.
Madre de los quebrados, madre de los afligidos.
En ti recae mi último poema, mi poema bendito.
O quizás... mi poema maldito.