En esta desazón y suspicacia
se rajan ya mis cuerdas…y mi tono…
el ritmo se me pierde en el ozono
y busco de otra voz que está en la acacia.
Le digo al buen gorrión toda su gracia:
tus ecos dan la sal de buen abono
así como si fueras el patrono
del mundo en pusilánime acrobacia.
Tal vez sus buenos címbalos me preste
y pueda sin herir la mariposa
hacer ruidos, pronóstico celeste:
el soplo de la palma más gloriosa.
¡Y acabe de una vez toda la peste
sonría el corazón como la rosa!