No sé si el frío sobre mi piel,
Tatuaba sobre mí, el recuerdo de mi amada,
No sé si tú me amaste,
No sé si yo te amaba.
No sé si amaste, el color fusco pintado sobre mi piel,
O si amabas tan sólo, el calor de su envoltura;
No sé si amaste mi voz tan ida, con sus frases de locura,
O si amabas, lo que ella encerraba,
En sus locos momentos de ternura.
No sé si amé, el silencio de los pasos que no andabas,
O si amaba el camino que tú dejabas,
En el rastro de tu andar sobre mi cama;
No sé si amaba la marca de tu rostro,
Dibujada en lo mullido de mi almohada,
O si amé el perfume a Dalias, que tu piel dulcemente me obsequiaba.
No sé si amabas mis caricias y mis besos sin fortuna,
O si amabas mi amor devoto,
Entregado con delirio entre el cielo y nuestra luna;
No sé si amaste, mi mirarte a solas entre penumbras,
O amabas el silencio de mis frases,
Que rasgaban con amor, nuestras pocas vestiduras.
No sé si amaba el pensarte siempre
Como mi Norte y mi luz de Luna,
O si amé el buscarte siempre,
Como mi balsa, en medio de la mar oscura;
No sé si amé, el tiempo a solas contigo en la ventana,
Con tu piel desnuda y mi aroma a café sobre dos tazas,
No sé si ame, ese tiempo que no decía nada,
O si amé el despertar contigo… abrazándome a tu espalda.
Acaso el tiempo se nos fue…
Cuando quizás tú ya no estabas,
No sé si yo te amé… no sé si tú me amabas.