La muerte es tan puntual como las moscas,
mata a todos los seres tan incleméntemente,
que si no mata poco a poco, mata repentinamente,
la muerte tan callada como las milenarias rocas.
Muere el iletrado y muere el científico,
muere el infante y muere el anciano,
muere el enfermo y muere el sano,
y no se salva ni el ateo ni el místico.
Las moscas, aunque las evito
vuelven con insistencia,
en fin, de algo se alimenta el pájaro.
Recordar a los deudos es eterno rito,
si no,¿Como llenar su ausencia?
quizá, reviviéndolos como a Lázaro.