¿Qué será del amor
ahora que no visita mi cama?
¿En qué frágil rama
suspende sus garras,
afila su pico y crea el nido?
¿Dónde, aquella rosa blanca,
encaja sus espinas
en la mano que incauta
la sostiene y se clava?
Su lagrimosa sonrisa deviene
en un paradero con aroma mío,
con candor que presiente
con mi nombre aislante de frío.
Pero lejana, con rostro barrido,
nebuloso de estrellas sin brillo,
de ojos con amorfo desvío,
Remembra el impertinente
Asaltar mío.
¿A dónde se lo llevaron
que ahora no sostiene batalla conmigo?
¿Cuál será el blanco de sus cañones,
de qué bronce sus campanas
y de qué viento sus trompetas y tambores?
Amor, viejo amigo,
amante perdido,
¿a qué latido matas
y en que carne buscas abrigo?
Amor, plácido enemigo,
amante prometido,
¿A qué bélico beso te enfrentas,
ahora que mis labios
tu ausencia a vencido?
El silencio respira,
se apiada de mi recelo traslúcido.
La noche transpira
aquellos tópicos donde, ahora,
no eres bienvenido.