Recostado en mi lecho,
miro la pared en blanco,
como mi pensamiento,
como el alba, de un solo color
y almacenando a todos ellos,
sin un pensamiento
y muchos agolpados sin nacer, desproporcionados , atravezados,
como parto difícil,
como la lluvia cristalina
esperando el sol para convertirse en belleza, en arcoiris;
como las ideas que brotan como las flores
tras la lluvia en el desierto al pensar en tí,
en mi amor.