El nada

¡Maldito sea el libre albedrío!

¡Maldito sea el libre albedrío!
Maldito sea cada vez que no puedo lograrlo.
Maldito sea cada vez que me someto al placer.
Maldito sea, una y otra vez, cada que no puedo.

Maldito sea, porque me siento mal siendo hedonista
Maldito sea, porque me tiene preso.
Maldito sea, porque pienso que puedo y no lo logro.
Maldito sea el libre albedrío.

Maldito, porque me quedo sin fuerzas, y me hace culpable.
Maldito, porque me quita el derecho de no hacer nada,
maldito, porque si lo hago no vivo con ello.
Maldito una y otra vez porque tomo decisiones dolorosas.

Maldito sea el libre albedrío, porque es un roca pesada.
Maldito, porque tengo que vivir cargando esa roca.
Maldito, porque después de tirarla, ya no valgo nada.
Maldito, porque no deja que me remolque en la corriente.

¡Déjame alcanzar la paz, por una vez!, ¡por una vez!
Deja que me deje llevar por la corriente calma.
Deja que por una vez me tire por la borda.
Deja, por favor, que tire una vez la roca.

Pero déjame, también, que las guerras me hagan disfrutar la paz.
Pero déjame nadar de vuelta a la orilla.
Pero deja que caiga en algo suave y no me pierda.
Pero deja, por favor, que vuelva a levantarla.

Te odio, libre albedrío, y te maldigo.
Porque vendes la mentira del autocontrol.
Porque das esperanza, y luego la quitas.
Porque me das un horizonte que no veo llegar,
porque camino y camino, y con un segundo,
con un segundo sin caminar, lo pierdo, me pierdo.

Te odio, libre albedrío, porque dependes sólo de mí.
Porque no estás en ningún lugar, sino en lo que haga.
Porque sin ti la vida no vale la pena ser vivida.
Porque me gustaría ser un robot que se obedezca a sí mismo.

Libre albedrío, esto es la guerra.
A que puedo controlarme, a que puedo volverme máquina.
A que no me vuelvo a perder.
Libre albedrío, si me auto determino, si me auto controlo
¿Dónde estás tu?

Si me comporto exactamente como quiero, si soy mi mecanismo.
¿Dónde estás tú?
Libre albedrío, ¿estás afuera, donde lo otro me controla?
O ¿estás adentro, donde yo me controlo?
O estás en el medio, donde ambas cosas luchan.

Quiero ser el robot que siga mis propias ordenes
¿Es esto el libre albedrío?
Parece más ser esclavo y prisionero de mí mismo.
Ser el robot de lo externo me suena a secuestro.
La libertad, está en la lucha por el poder de mí mismo,
está en el afán de convertirme en el robot de mi, o de otro.


El libre albedrío, es lucha, solo lucha entre mí, contra los otros para rescatarme, y entre los otros, contra mí, para liberarme.
Todo esto, es sólo una guerra.
Mi guerra, entre muchas más.