Asido a cuatro remos navegué,
luciendo bien enhiesta mi bandera;
de nácar es mi nave y yo fondeé...
¡en mar calmada sobre tibia estera!
Llegada el alba, nuevo desperté,
la luz del sol bañaba ya la esfera;
real faena tuve, no soñé...
¡la blanca sábana me fue sincera!
La prueba hallé vertida sobre el lino,
allí quedó la impronta de mi esfuerzo...
¡trazada por el jugo presto y fino!
Constancia dejo ahora en este verso,
que tú mujer cambiaste mi destino...
¡avisto en ti el amor y soy converso!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino