Piedrecitas del camino
aunque maltraten mis pies
yo igual mi camino sigo
no me quiero detener.
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Recorriendo mil senderos
vi tantas aves silvestres,
entre ellos al carpintero
con ese rojo copete.
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Vi a las guayabas maduras
con ansiedades muy grandes
esperando picaduras
de algún pájaro con hambre.
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Pude aprender en la escuela
a leer y a escribir
y de mi querida abuela
ese don de compartir.
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Aunque no sepa cantar
ni sepa tocar guitarra
voy a serenatear
ve abriéndome tu ventana.
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Mañanita de mi pueblo
con ese frío inusual
me das un aliento nuevo
para el día comenzar.
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Si tu fueras mi guitarra
eso es bueno que lo sepas
todo el día lo pasara
rasgando sobre tus cuerdas.
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Yo comí tanto pan tieso
que tengo el alma tan dura
yo no sé si fue por eso
o son solo conjeturas.
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Adiós paloma viajera
me voy por otro sendero,
nos veremos cuando llueva
debajo del aguacero.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.