Eres yo cuando te ríes,
cuando callas, cuando duermes.
Eres yo cuando argumentas,
porque tú de mí lo aprendes.
Eres yo cuando acaricias,
cuando besas mis mejillas.
Eres yo cuando haces gestos…
Con mis radiantes pupilas.
Y para mí eres perfecto:
justo como te quería,
justo como te pedía.
¡Justo como te temía!
Eres “la luz de mis ojos”,
la razón de mi alegría.
Eres yo cuando peleas,
cuando fallas, cuando sientes.
Eres yo cuando perdonas,
eres yo cuando comprendes.
Eres yo cuando agradeces,
cuando ayudas, cuando mimas.
Eres yo cuando caminas…
Con mis boludas rodillas.
Y para mí eres perfecto:
justo como te quería,
justo como te pedía.
¡Justo como te temía!
Eres tú aquel “juguetito”,
que Dios me regalaría.
Eres yo cuando tú cantas,
cuando olvidas lo decente.
Eres yo cuando bromeas,
siempre fino y ocurrente.
Eres yo cuando tu juegas,
Cuando odias, cuando estimas.
Eres yo cuando conversas…
Con mis palabras tranquilas.
Y para mí eres perfecto:
justo como te quería,
justo como te pedía.
¡Justo como te temía!
Eres mi lindo “tesoro”,
algo que no merecía.