Mujer, que sueño en vigilia
sos esquiva a mi alcance
mas no puedes, por voluntad
separarte de mi deseo.
Mujer, que vas delante
mil caras has de tener
y en una sola boca
te me brindarás.
Y en el abismo insondable del beso
me perderé sin remedio
y de eso, saldré en maravilla
como reluciente lucero.
Capaz de gran osadía
el talle, sujetaré
y me sumergiré, en tus ojos
en busca de mágicos tesoros.
Con ellos adornaré
tu cuerpo de mujer
y en la frente colocaré
la estrella amanecida.
Si esto no fuese suficiente
te daría sin reservas
todos, hasta el último
de mis efímeros latidos.