Cuando era pequeñito,
una facultad tenía
interpretar podía
las respuestas del burrito.
En una loma del cerro
una yegua lo increpaba
y el jumento contestaba
no he sido tu cancerbero.
Más el oído afinando
y acercándome un poquito
se defendía el burrito
a la alazana contestando.
¡ Que soy padre de tu cría !
le escuchaba clarito
no tiene señas ni pito
como mi hijo, le decía.
Del potro tiene claritas
las marcas que él tenía
solo su color varía
y son grandes sus orejitas.
La yegua le dijo al hijo
relincha para que vea
y un rebuzno acarrea
de su hocico casi fijo.
Cualquiera puede nacer
con algunas diferencias
que según dicen las ciencias
aún no puede establecer.
Piensa que en, la querencia
que yo hable con el potro
sabes que puede ser de otro
el padre de esa inocencia.