No me doy cuenta de cómo pasan
los años hasta que me miro al
espejo.
Por fuera más que por dentro
porque nunca envejece el alma.
No me reconozco en las fotos
Sí en cambio en los espejos
Los surcos empiezan en los ojos
La mirada es la notaria primera
de la juventud pasajera.
Las canas... qué decir
Nacen para no morir hasta
la misma muerte.
Mi rostro, mi piel, van cediendo
como castillo de naipes que el
tiempo cual viento derriba
hasta que mi cuerpo deriva
en polvo que se suma al cieno.