Me sequé las lágrimas y las pinté de alegría,
me dibujé la sonrisa con un poco de la amargura que sobró cuando dijiste adiós,
dejé que creyeras que soy feliz para no pisotear más mi ego.
Te dejé pensar que lo amaba para que te llenaras de celos.
Te permití saber todo de mi nueva y radiante vida solamente para que te enteraras que también podía vivir sin ti.
Me llené el corazón de sonrisas llenas de mentiras;
regocijé mi pecho con caricias ajenas a tus manos,
iluminé mis ojos con miradas llenas de ternura,
y casi sin querer descubrí que fue lo más sano.
Me llené la vida con tu ausencia y al final me sentí bien.
Te olvidé con mis mentiras o de mentiras te olvidé.
Alicia Acevedo Inzunza. Todos los derechos reservados ®