EL HOMBRE Y EL ALBATROS
Parió la noche al demonio y su pavor;
mortajas negras, la protervia en las barcazas
y apenas una esfinge ocultase
al delirio, al labio tormentoso,
a la pica atroz, a la esclava de la muerte.
Y atrapa a mi albatros
la insensatez del hombre,
agrede la impotencia
al viajero de los mares.
Y le ruego al hombre,
aquel, el que perdió su faro
y el aire en su pulmón,
¡piedad!
El tiempo es un enigma,
los estiletes el claustro y la desgracia,
el viajero solitario la sorna y la impotencia,
¡tanto dolor oscurece al pensamiento!
La nostalgia es un presagio
y la desgracia carcajada y mofa.
El actor alado, que no sabe, ¡cómo actuar!,
en cruento oprobio es abatido
y el albatros, el del sueño que le amó, el que
a la muerte se resiste, parte
con sus alas devastadas
a refugiarse en las caricias saladas
del mar en sumiso llanto...
03-07-16
03-07-16
2:01 p.m.