Anoche dejaste
un poco de tu alma a mi piel abrazada
en la llanura de mi almohada.
Dejaste tus sueños entreabiertos
y yo en un descuido los acuné entre mis pechos.
También tus íntimos deseos que guardé en secreto,
saber que mi nombre no se despega de tus besos.
Dejaste la exhalación de tus versos
deletreando en tus vientos y tus aguas
entre tus alas sin jaula,
y la tibieza de tu sol que abre carmines
en el reposo de mis sábanas.