Por la calle Traviesa,
pasearon un día mis sueños
una calurosa tarde de verano.
Entre casonas de piedra y rejas con flores,
mis ojos deambularon libres
atrapados por soplos de viento.
Arriba en lo más alto del pueblo,
el Pico de Guara dejándose acariciar
por silvestres flores amarillas,
su pendiente larga y sostenida,
cubierta de un verde manto.
El toque celestial de campanas
de la iglesia de Santiago,
me devuelve a un reposado sosiego...
en éste lugar mágico llamado Bierge.
Corregido y mejorado 12-10-2016