Ha vuelto mi guerrero en victoriosa batalla,
acariciando con furia mis campos desiertos,
llega como el viento en todo su elemento,
y te siente suave piel corroída en el tiempo,
medieval hechizo trae espada del amor,
recordándome el peligro que es jugar con fuego,
con la espada de Damócles en su corazón.
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Ahora escucha con atención a los latidos,
en mi pecho interior, como mar embravecido,
es el canto de gaviotas que aman sin calma,
con las cuerdas eternas de los tiempos de su alma,
mira el brillo de mis ojos ante mil antojos,
desafiando en aleteo sueños sempiternos,
amor destellante, bronce bruñido a tus pies,
oro refulgente haciendo coraza a tu cuerpo,
opacando por completo todos mis sentidos.
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Voy hacia el deseado lugar del universo,
donde moran rojas llamaradas de dragones,
con copiosos gozos ardientes que me incineran,
caricias y besos sentidos en la quimera,
y danzan lenguas que en voraz empeño se entregan,
serpientes que se entrelazan en honda lujuria,
haciendo trono el lecho del mar de algas y helechos
arrastrando la carga de fervientes deseos.
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El gran amor que yo te ofrezco en sublime pasión,
derrotando a los imperios de la seducción,
para gozarse en tu pecho, guerrero amado,
y poder librarse entre tu boca y mis entrañas,
festines verán la gloria al dulce sabor,
volverán en trinos pájaros al despertar,
desde la umbrosa rivera de los sueños muertos,
y en los acantilados esperar los estruendos,
al batir las olas agolpadas de placer.
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raquelinamor
Venezuela2016