En el minuto cósmico de mi anónima historia
escribo el arcano de estar presente
restaurando nubes de memorias olvidadas
recorro el padecimiento de los vientos que las tejieron
hilando la escalera para besar su cielo
desmesurados ropajes de sueños
que aprendieron a leer sobre la hierba por mi rota
nadie sabrá, que he perdido el Incendio en la llama
alma incinerada en los oscuros abismos
cayendo como insecto de aguijón vulnerado
desde los arroyos donde el alma se ahoga
cansada, desgarrada, rota, sin vuelos,
me desvelo para no aterrorizarle recordando alguna vez la luz
que ya me deshabita, esta alteración son los días contados
las ausencias recostadas y el minuto que termina
el mundo que me ha fatigado
oscuridad como último reducto de la luz que nos ha apagado
la memoria desollada se devuelve
beso tu invisible frente de escalera
recojo la hierba ya rota
para ser el aguijón muriendo en su propio veneno
ahogado hasta el frío que arrebata la vida
son los días en que me deshabito y deshabitas
solo es la incineración en los abismos
de lo que se ha tenido que vivir como el absoluto destino.