Se quiebra la voz de nombrarte, no me queda ningún trino de mirlo. yo, reposo en un ortigal de suspiros. Llevo ese escozor de hiel en mi alma sin embargo, vivo en esa parte del mundo donde siempre es de noche.
Tú, eres la Belleza de la flor del almendro,
por no poder afianzarme a tu mástil con los dientes,
tengo mil razones que me amoldan a la lluvia de tus labios;