Rondando por la casa va tu nombre,
las flores del jardín te quieren ver,
no existe ser humano que se asombre,
que quiera yo en tus brazos ser un hombre,
y a ti hacerte sentir una mujer.
Tu cuerpo que se asoma y tu fragancia
muy pronto llena todos los rincones,
mi pecho al palpitar no aguanta el ansia,
tu pecho muestra hermoso su abundancia
y ruedan por el suelo tus tacones.
Mis labios ya no saben de fronteras,
mis dedos se me escapan muy despacio.
Dispuesto a someterme a lo que quieras,
botones abro y rompo cremalleras
y cubro con mi boca cada espacio.
Perdido en lo profundo de tu vientre,
cruzando las ventanas de la vida,
ansioso que Afrodita nos encuentre,
nos cubra apasionada y que se adentre,
en toda esta hermosura desvestida.
Mis labios vampirezcos en tu cuello,
tus dedos en mi espalda como flechas,
respiras agitada en mi cabello,
me aferro a tu cintura y te atropello
y gritan nuestras ansias satisfechas.
Cansados nos caemos, sin respiro,
lavados de sudor y desenfrenos,
impúdica me miras, yo te miro,
y dándonos el más hondo suspiro,
me vuelvo hacia tu boca y a tus senos.