Por Alberto JIMÉNEZ URE
En el curso de la Centuria XX,
Cuando ya [en sus postrimerías]
Se platicaba alrededor del denominado
«Postmodernismo» en materia de Literatura,
La discusión sobre lo que es la Poesía
[Cuándo y por qué es buena o mala]
Se agotó: se le ofició su respectivo Tedeum.
Durante los siglos VII-IV a. de C.,
Los intelectuales griegos
Versificaron sus reflexiones
Y se produjo, sin interdictos,
El parto de ese objeto de la discordia
Que en nuestra realidad y tiempo
Conocemos como Poesía.
Todos los textos eran escritos en versos
Y tenían rasgos épicos.
La guerra por la dominación entre poblaciones
Fijaba esos cantos, esas formulaciones.
Calino de Efeso [650 a. de C.], por ejemplo, escribió:
«[…] Que todos avancen empuñando la espada y albergando detrás del escudo un corazón valeroso, apenas se trabe el combate/Porque no está en el destino del Hombre escapar a la muerte, ni aunque su estirpe viniera de los dioses […]»
En muchos de los casos,
Aquellos escritores vertían un auténtico lirismo:
«[…] Las estrellas en torno a la bella luna también oscurecen su rutilante aura al tiempo que ella con plenitud alumbra sobre toda la tierra […]» [Safo de Mitilene, 600 a. de C.]
El parto de la Poesía fue una necesidad extrema
De enunciación de ideas
En la presocrática Antigüedad Griega.
Es uno de los mayores y maravillosos
Alumbramientos de los seres
Intelectualmente superiores o racionales,
Quienes, fundamentándose en lo que yo defino
Razón Suficiente e Inmutable
Y ávidos de enunciaciones que dilucidaran
Su presencia en el Universo,
Igual engendraron al resto de las Bellas Artes
Para consagrar el Imperio de la Cognición.
No se rigió por metodologías o exigencias
De pontífices en claustrofalaces [aulas].
Motivo por lo cual yo, a quien la Academia
Se empecina consagrarme prosista
[Novelista, cuentista, ensayista],
Me mofo de la resistencia de algunos críticos
Por aceptar que son poemas
Mis producciones insertas
En libros como Deus o Dictados contrarrevolucionarios.
Yo respeto a los poetas,
A los hacedores o encantadores
De serpientes que infieren metáforas
O cantan a la Naturaleza Bucólica
Que no Humana: a sentimientos
[Congojas, iras, temores,
Maledicencia, amor u odio]
Y sus percepciones del mundo.
Es mala cierta clase de Poesía,
O es buena, cuándo y por qué,
En cuál instante del tiempo, no sé.
Quienes nos leen juzgan a partir de su formación,
Instrucción, experiencias personales, emociones […]
La Poesía no admite mediadores ni juicios regios,
Su entramado nunca será axiomático
Aun pareciéndose a la matemática
Y pese a ser descendiente de la Filosofía.
Admito, para culminar,
Que todo cuanto de mi voluntad
No depende me enajena.
Y, por ello, evito dictar sentencia
Para llevar al paredón o guillotina revolucionaria
A nadie que escriba aun no gustándome
Lo que ha dicho o la forma cómo lo ha hecho.
La Poesía nunca será cosa distinta a emancipación.