EN LA NOCHE
Menudeaban sin pausa los relámpagos, el trueno retumbaba enérgico y caía el agua con desmesura.
Jamás había sentido una sensación tan profunda de soledad y desamparo.
Había algo en la noche que nada tenia que ver con lo habitual ni con la tempestad.
Quedé estupefacto y paralizado cuando por el camino donde estaba aislado con mi auto vi venir dos figuras avanzando hacia mi. En los pocos momentos que la claridad del relámpago me lo permitía pude observar sus expresiones pálidas, insensibles y ostensiblemente extrañas.
Era algo inasible y demasiado fantástico para creerlo, pero era inminente y muy peligroso. Me desmayé.
Recobre el conocimiento con el buen Sol de la mañana. Pero nunca tuve informe oficial de los sucesos que viví tan intensamente.
Por ahora queda para mi como una incógnita la tormenta tan grandiosa y bellísima en la inmensidad de la pampa.
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