Asi comienza todo
un segundo antes de terminar
para aprender la lección
o para mirar la unción del sol.
Quizá yascan en las rocas
aquellos momentos de promesas
y de fulgores entrelazados,
quizá las olas den una vuelta
y en su sal conserven los recuerdos,
pero si hay algo que pueda decir
es que no lo intenté como hubiese deseado,
si tan solo este hado intentara desvanecer
si la trinchera en mi cabeza
pudiese un día ceder,
la guerra llama y las lágrimas acuden
las emociones estallan,
los silencios se toman mis ciudades,
y aquella apatía horrenda
atraviesa muchos pechos,
hasta dejarnos vacíos,
y ahogarnos en distancias.
Aún tras eso, hay mucho con que llenarse
y el tiempo nos favorece
en la lucha por el olvido
para guiar nuestros ojos al gozo,
pero que sería eso
si no una invitación a naufragar conmigo
más bien, una oportunidad para hundirte
porque junto a mi espalda yace el peso
del holocausto,
frente a ti la luz de la libertad,
vea como lo vea
no habría justicia en ello.
Desde el frente seguiré viendo el horizonte
acunando estrellas que iluminen tus días
y limpiando el cielo para tus ojos,
amortiguando la tierra para tus caídas,
y sembrando un arcoiris que bañe tus enojos,
aún en mi penitente espera
en aquella penosa habitación vacía
pediré que mis heridas jamás te toquen
nuevamente.